Cuando uno empieza un camino
hacía una meta, las dudas son normales, la inseguridad se hace fuerte, todo son
preguntas, lo conseguiré o me quedare en el intento. Hace unos días leía una
frase que me parece del todo reveladora, Una roca suele ser lo más fuerte que
existe o que conocemos, sin embargo el agua, algo que parece frágil, es capaz
de romper la roca gracias a eso, su
paciencia y su constancia.
Es cierto que vivimos muy
deprisa y que las cosas, las solemos querer para ayer y como mucho para hoy,
por eso déjame decirte lo siguiente:
Los pequeños hábitos, las
pequeñas cosas que vas implantando en tu vida son las que a la postre van hacer
de ti una persona de éxito o de fracaso, como decirlo:
Si estableces buenos
cimientos (criterios) si trabajas con buen material (ladrillos, hábitos), si
eres capaz de armarte de la paciencia necesaria, si vas puliendo lo que haces
bien y descartas lo que haces mal, que la roca se rompa solo es cuestión de tiempo.
Entiendo que cuando aún no lo
has conseguido, se ve lejano, inalcanzable. Pero lo cierto es que el camino, va
puliendo tu obra, como si de un paisaje se tratara, el cual va tomando los
colores soleados del día, el verde florece con mucha fuerza, el agua inunda
todo y el lienzo toma esa alegría que torna tu gesto y viene a decirte, no lo
estamos haciendo tan mal.
Por eso en el día de hoy
quiero que comprendas, que los pequeños hábitos te ayudarán a poner ladrillos
fuertes que mantendrán tus objetivos, vivos y alcanzables.
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