miércoles, 7 de julio de 2021

Nadie tiene derecho de acabar con la vida de una persona.

 



Cuando pasan estos hechos en los que una persona de bien pierda su aliento, solo por ser, por pensar diferente, es indudable que algo hacemos mal.

Ninguna sociedad que se precie merece que personas en grupo hagan cosas tan deleznables como increpar, pegar, maltratar, hasta crecerse como grupo y unos por otros, olvidar que el resultado de nuestros actos puede ser dejar una vida rota, una familia destrozada, dejando huella en muchas personas que quedan marcadas para siempre.

Es indudable que fallamos como sociedad, personas que se sienten desamparadas, solas, que se unen a grupos problemáticos solo por ser apreciados por alguien y que por agradar al grupo llegan a hacer cosas que están fuera de todo sentido común, días atrás hablaba de la presión que nos ponemos los unos a los otros, diciendo: ¿Es que tú no eres capaz? Cuando alguien oye esto debemos apartarnos de esa persona y si es preciso o la consideramos persona querida debemos hacerle entender que ese no es el camino, es preciso aprender a detectar cuando una persona pierde los papeles, ya que los hechos suelen tener consecuencia.

Quiero mostrar mi más sincero respeto a todas las personas que piensan diferente a mí, considero que este hecho nos enriquece como sociedad, a los que piensan mal decirles que es hermoso, bonito compartir cosas buenas, que nos hacen crecer como personas, como seres humanos.


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