En el mundo si os lo paráis
a pensar pasan pocas cosas, ninguna sociedad anterior vio tantos avances, en tecnología,
en disfrute, en ciencia, en medicina, estamos más avanzados que nunca, ninguna
sociedad anterior vio tantos avances juntos.
Sin embargo, hemos perdido
el conocimiento, el civismo, el respeto, la paciencia, la sensatez, el sentido
común, nos creemos mejores que cualquiera que se nos ponga delante y somos
capaces de llevar la estupidez hasta el peor de los extremos.
Es necesario recuperar las
buenas formas, ser respetuosos con los que nos rodean y sobre todo si hacemos
alguna tontería, que nos aseguremos que no podemos hace daño a nadie, en la
carretera vemos tonterías casi cada día, os contaré lo que he visto hoy:
Una persona en furgoneta,
llevaba el brazo izquierdo fuera de su vehículo, la sorpresa que al adelantarle
observo que la otra mano esta encima del volante y en ella un móvil que está mirando,
no dudo que debe ser poco menos que un héroe. Pero mi pregunta es:
¿Hasta dónde somos capaces
de llegar las personas?
Considero que todas las
personas son iguales, libres, que pueden hacer casi lo que quieran, pero lo que
nadie puede hacer es traspasar líneas rojas y poner en peligro la vida de otras
personas, supongo que no tardaremos en ver cámaras en los coches en todos los
laterales que serán capaces de gravar nuestro entorno y todas las imprudencias que
vemos en el día a día.
La parábola de hoy es la
misma para nuestra vida, nos solemos quejar de las normas, de las obligaciones,
de los impuestos, de lo caras que son las cosas, de lo controlados que estamos,
sin embargo, podemos hacer cosas que vistas en otro, nos parecen tan alarmantes,
que nos decimos. Pasan pocas cosas.
Avanzar es bonito, pero no
debemos perder el norte, fallar es posible, pero no estemos siempre en el filo
de la navaja. Al final nos traerá consecuencias.
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