Estamos en un momento
crucial de este siglo, en que las personas nos vemos con problemas de todo tipo
y alejados de todo, por culpa de una pandemia devastadora, ya más de dos años,
con seis olas, cuando parecen anunciar la séptima. Creo que los hechos implican
que todos debemos arrimar el hombro, no solo por el virus, sino también por la
guerra de Ucrania. España se está volcando con los ucranianos, eso es bonito; aunque
lo esencial es que seamos capaces de aprender de estos hechos que están
marcando nuestra vida. Para que juntos labremos un futuro mejor para todos,
debemos ver en esos problemas, la forma de cambiar las cosas para que una vez superemos
estos hechos, podamos afrontar el futuro más fuerte, más cohesionados, como
sociedad, como seres humanos, con organizaciones nuevas o renovadas que
consigan el orden mundial, la implicación de todos los países enfrente de
pandemias y guerras.
Es verdad que somos muchas
las personas que convivimos en este mundo y que está superpoblado, pero este es
un mensaje de que un mundo mejor es posible, en el que nadie se quede atrás, en
el que todos podamos desarrollar esas cosas que nos hacen más fuertes, más
felices, más sonrientes, más samaritanos, ese mundo en el que todos nos
sentimos mejor y por el que vale la pena luchar. Considero que, si somos
capaces aprender de nuestros errores, pensando en el bien común, el de todos,
sin excluir a nadie; un mundo mejor esta al alcance de nuestra mano y seguro
que nos sentiremos todos mejor.
Que hermoso es ver crecer la
primavera en los campos, ver como la lluvia se derrama en la tierra y esta da
fruto, para el bien de todos, sembremos en el mundo la paz, el amor, la concordia
y que el agua de la vida corra la tierra como ríos de agua viva, que nos
traigan muchos años de alegría, de bienestar, de felicidad, que nos sintamos
como niños, que sonríen cuando los miran con complicidad. Volvamos a sentirnos
felices como niños.
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