Las grandes montañas de la zona del valle del Benasque, esconden muchas cascadas que pueden dejarte con la boca abierta. Siempre me gustó ver el agua cristalina en movimiento, para mi significa pureza, vida, un elemento esencial para nuestra existencia.
Este año tocaba ver una nueva cascada y gracias a unos amigos, que fueron tan amables de dármela a conocer nos pusimos en marcha a eso de las 9 de la mañana, cogimos el coche de Benasque hasta el pueblo de Eriste, donde pudimos observar el bonito lago, en el que se realizan muchos deportes de agua.
Existen dos maneras de ir hacía la cascada de la Espigantosa, una es por una pequeña calzada, parte asfaltada por la que puedes subir hasta el asiento en frente de la cascada en vehículo, para admirar tanta preciosidad. Dependiendo del año y la época podrás ver mas o menos agua, nosotros lo hicimos en julio, en un año bastante caluroso y como puedes ver en la foto, se ve majestuosa, un cuadro digno de admirar, cuanta belleza nos da esta nuestra tierra y su naturaleza.
La otra es coger un sendero
que sale por la parte de atrás de Eriste, con sus correspondientes indicaciones
que va sesteando los desniveles de la montaña, en dirección hacía el refugio
del Ángel Orús, son unos 4,5 kilómetros el camino de ida y vuelta. Recuerdo que
al bajar nos tomamos una cerveza con limón en jarra helada, son esos caprichos que
algunas veces la vida nos permite.
Os animo a ver todo tipo de
saltos de agua, que nos muestran que pocas cosas pueden detener el agua de vida.
Feliz verano.
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