La fe es la creencia de algo que no puedes confirmar fehacientemente, pero que estás seguro de que existe y esa fe, se convierte en una actitud, en una forma de actuar, una forma de hacer, una forma de creer, porque estás convencido que sucederá sin si quiera saber por qué. Son muchas las personas que han logrado cosas simplemente, por ese deseo de que es posible, gracias a su amor por si mismos, por el prójimo, por Dios.
Quizás por eso siempre dije
que creer es el cincuenta por ciento del poder, ya que todo tu ser se enfoca en
conseguir eso que deseas, que esperas. Es en ese momento en el que todo empieza
a tomar sentido, todo empieza nacer como si de una fuente de agua viva se
tratará, que tiene sentido propio, que reconduce cosas, que parece obrar
milagros, es como que ese sentir hace cambios en las cosas y produce sentido
con coherencia, se hace difícil producir tanta luz con tan poca energía.
Evidentemente, todos
deseamos sentir que conseguimos hacer cosas, que llenan nuestro ego, pero en
realidad no es así, es cuando eliminas ese ego, cuando renuncias a tus fuerzas;
es entonces cuando nace el gozo. Ese estado en que todo empieza a tomar sentido
y aunque no puedas confirmar al cien por cien porque funcionan las cosas, estás
convencido que no eres tú, sino esa energía que vive dentro de ti, que emana de
la fuente misma y que se alegra de ver tu corazón, como derrama esencia del
amor del padre.
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